UN SUEÑO




Cuando era una niña, esa niña que sigue dentro de mi aunque un poco dormida, soñaba con lo que sería de mayor. Todas las niñas soñamos con ser profesoras, mamás, esposas, etc. Yo siempre soñaba con ser todo eso. Pero además quería ser actriz, modelo, directora teatral, bailarina, abogada, fotógrafa… hasta detective privado. Mi último sueño fue el de ser administrativa y como ese era el más real, acabé trabajando en una oficina. Era ingenua, muy fantasiosa y terriblemente romántica; cosas que sigo siendo. Me gustaban mucho las películas y libros en los que asimilaba un personaje y me dejaba llevar por él. Por eso mi personaje favorito siempre fue Anna Shirley la de Anna de las tejas verdes. En cierto modo yo siempre fui como ella. Y por eso soñé con ser escritora, al igual que ella, como también lo fue Josefine la de Mujercitas. Y empecé a escribir muchas historias. A veces era la orgullosa princesa que no quería ser rescatada y otras veces era la chiflada chica del autobús que creía que un par de matones la perseguían para robarle las valiosas partituras que escondía en su mochila. De pronto empecé a ser todo lo que había querido ser y empezaron a pasarme cosas que jamás había soñado. Y dejó de ser un sueño para mí porque ya era escritora. No se es escritor porque haya un lector para juzgarte; se es escritor porque se escribe. Mejor o peor… simplemente se es. 


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