EN EL MAR DE TUS OJOS




Dicen que los amores de verano son sólo eso: fugaces, imprecisos, algo que se pierde en el tiempo... Dicen tantas cosas... Pero yo sólo sé que aquello que teníamos nosotros era AMOR en mayúsculas. Todos los veranos me siento en nuestra roca y miro al mar... Lejano, infinito, profundo, azul,... como tus ojos. Esperándote... ESPERANDO. Alguna señal, explicación o respuesta. Algo que dé sentido a nuestra historia, que le ponga un punto y final para poder seguir con mi vida. Siempre supe que eras tú pero... nos encontramos en el momento equivocado. Y sigo esperando a que la vida decida volver a juntarnos.


ACAPULCO 1997
Empezaban las vacaciones y con ellas tendría mayores responsabilidades ya que no me servía la excusa de los estudios. Mi familia tiene un hotelito en la Costera de Acapulco. Se llama «EL SOL AZTECA». Es pequeño y acogedor (lo que viene siendo un hotelito familiar). A parte de mis papás, en el negocio trabajan mis hermanos mayores: Braulio, Juliana y Jimena. Yo por aquel entonces era la encargada de servir los desayunos y arreglar las habitaciones. Recuerdo perfectamente ese primer día de verano como si hubiera sucedido ayer. Entré en el comedor y allí estaba él con su guitarra. Llevaba una camiseta blanca; el pelo, quizás demasiado largo, le caía sobre la ceja produciendo así constantemente un tic nervioso. Me quedé parada observándolo. Escribía frenético en las servilletas de papel y después las desechaba frustrado. Era como si buscara algo que no acababa de encontrar. Nuestras miradas se cruzaron por un instante y me perdí en el azul de sus ojos. Había leído muchas novelas rosa pero hasta ese momento no había experimentado en mis carnes lo que era eso que llamaban FLECHAZO. Al verme descubierta espiándole descaradamente, me puse nerviosa y momentáneamente perdí el don de la elocuencia. Me acerqué temblorosa hasta él y le ofrecí café tímidamente. Sin embargo él, ajeno a todo lo que me estaba pasando, seguía concentrado en sus composiciones y tirando más servilletas usadas sobre el mantel.
Si sigue así, de volada nos quedaremos sin servilletas.
En ese momento reparó en mí (y según me confesó días después), él también sintió ese FLECHAZO. Quiso saber mi nombre para poder dedicarme su próxima composición; y yo, (muy bien educada por mis papás), me presenté:
María Laura de Santiago pero... este... mejor llámeme simplemente Laura.
Encantado de conocerte, simplemente Laura —dijo besando mi mano.
Yo me puse colorada y ya no hice otra cosa en todo el día que pensar en él. Sus besos fueron conquistando terreno. Quedábamos en la playa de Puerto Márquez para ver el atardecer. Él me estiraba suavemente del pelo para dejar un reguero de besos en mi cuello. Le encantaba mi pelo largo. Me decía:
Chiquita, me tienes loco; no es posible ser tan bella.
Y yo, una vez más, me lo creí. Sí, sentí que era especial y única. Como aquel maravilloso verano a la orilla del mar. Pero acabó y él regresó a España. Con un montón de promesas que demás está decir... nunca cumplió.
CIUDAD DE MÉXICO 2007
Ni diez años ni un océano han conseguido desterrar tu recuerdo; ni tu olor, ni mis promesas, ni mi dolor, ni nuestros sueños rotos. Con cada carta, un verso. Con cada intento de hablarte... tu silencio. Y sólo tres frases (que aprendí de memoria), para entender que debía olvidarte.
«Lo nuestro sólo fue un bonito amor de verano, nada más. Yo ya logré olvidarte. Haz tú lo mismo, por favor. Cumple tus sueños».
Y fíjate que no lo hice; sólo por llevarte la contraria.
Javi, no me estás prestando atención —la voz de mi manager me devuelve a la realidad—. Mañana viajaremos hasta Acapulco; allí grabaremos el videoclip de «Simplemente Laura».
¡A Acapulco no! —digo más alto de lo normal. Luis se sorprende con mi reacción.
¿Se puede saber qué mosca te ha picado? ¿Hay algo que deba saber? Me dijiste que nunca habías estado en México.
Yo no mentí; sólo había pisado las playas de Acapulco y mi herida todavía sangraba por ello.
No quiero ir y punto; por favor.
Lo siento, Javi. Esta gira cuesta mucho dinero. O me das una explicación plausible o mañana mismo viajaremos a Acapulco.
Está bien.
Y así acabo esta absurda conversación. Por lo visto llegó el momento de reencontrarme con mi pasado.


ACAPULCO 2007
Después de dejar a Jesús Javier en la escuela, regreso apurada al hotelito; este fin de semana tenemos las reservas completas y hay mucho trabajo.
¿«El sol azteca», en qué puedo ayudarle?
Jimena atiende el teléfono cuando yo llego.
¿Más reservas?
No. ¡Qué raro! Llevan toda la mañana llamando y luego cuelgan.
Voy a ayudar a mi mamá...
¡Espera!
Jimena no me deja terminar de hablar. Planta una revista de las suyas sobre el mostrador y la abre por una de las páginas.
¡¡Mira!!
Ya veo. «El cantante español de fama mundial, JJ, esta semana grabará su nuevo videoclip en las playas de Acapulco». ¿Qué tengo que mirar?
¡Ay, Laurita! Pareces boba... Lee más abajo.
«Simplemente Laura». Esas dos palabras, el título de la canción, me dejan temblando de pies a cabeza. Tomo la revista y observo la fotografía. Lleva gafas de sol, el pelo muy corto y un poco de barba. Pero sería difícil equivocarme.
¡Es él!
Sí, Laurita. ¡Es él! ¿Qué vas a hacer?
Nada.
Trago saliva difícilmente y le devuelvo la revista dando por zanjada nuestra conversación. Me voy a ayudar a mi mamá.
Javi me dejó un número de móvil con el que estuvimos comunicándonos los primeros meses. Luego, misteriosamente, perdí ese número. Justo cuando mis papás supieron de mi embarazo y me prohibieron mantener cualquier tipo de contacto con ese «cabrón», como le decía mi papá. Con la ayuda de Jimena, conseguí de nuevo el número de teléfono (fue revisando una de las antiguas facturas telefónicas). Y una tarde, jamás lo olvidaré, estando ya de ocho meses, conseguí ponerme nuevamente en contacto con él. Fue muy breve nuestra conversación. No más me dijo: «Seguí tu consejo y ya te olvidé». En ese momento sentí como algo dentro de mí se rompía (y no fue sólo mi corazón); Jesús Javier llegaba antes de tiempo.


CIUDAD DE MÉXICO 2007
He llamado cinco veces seguidas y cuando oigo al otro lado de la línea:
¿«El sol azteca», en qué puedo ayudarle?
Mi corazón se para, mi respiración se corta y me veo forzado a colgar porque soy incapaz de articular palabra. Y, ¿para qué llamo? Ella me lo dejó bien claro: sólo soy pasado. Pero ayer cuando volví a estar en nuestra playa, cuando sentí de nuevo la brisa del mar y su olor,... rememoré cada beso, cada caricia suya que llevo grabada a fuego en mi corazón. Chiquita... ¿Por qué en todos estos años no logré olvidarte? ¿Qué me hiciste? En menos de una hora estaré cantando en el Auditorio Nacional de México. ¿Volveré a ver tu cara entre tanta gente? No lo creo... Aun así, como dice la letra de mi canción, esa que escribí pensando sólo en ti: «Chiquita, te espero hasta que vuelvas».


ACAPULCO 2007
Apago la radio y me seco las lágrimas con el dorso de la mano. Jesús Javier volvió de la escuela y no quiero que me vea llorar. Volver a escuchar su voz ha removido recuerdos en mí que ya creí superados. Su madrecita será una santa pero él es un... poco hombre. Ya veo yo lo que me esperó... Y lo peor de todo es que nunca supo que de aquel hermoso amor de verano, tuvimos un hijo precioso. Pero él se lo pierde. Jesús Javier es la razón de mi vida y sólo por él es mejor que Javi o mejor dicho, el cantante de fama mundial, JJ, vuelva a España y jamás sepa de nosotros.


CIUDAD DE MÉXICO 2007
Momentos antes de salir hacia el auditorio, llaman a la puerta.
Servicio de habitaciones.
Se supone que estoy alojado en el mejor hotel de todo México, (en la exclusiva zona de la calle Campos Eliseos) y aquí la seguridad es máxima; pero me quedo de piedra al abrir la puerta.
¡Jimena!
De inmediato llegan los guardias de seguridad a echarla.
¡Espera! Tengo que hablar contigo.
Dejarnos solos, por favor.
Me sorprende que sea precisamente la hermana de Laura quien venga a buscarme.
Pensaba que no me reconocerías. Han pasado tantos años...
Diez años.
Exacto. Los que dentro de unos meses cumplirá tu hijo.
Al oír sus palabras algo dentro de mí estalla. Es rabia y resentimiento. Quisiera gritarle: «¿A qué estás jugando? ¿Pero por qué mientes?». En lugar de eso le digo:
Jimena, ¿qué quieres? ¿Salir en alguna portada de revista? Dile a Laura que seguí su consejo y ya la olvidé; que no vuelva ahora a joderme la vida.
Perdona, pero aquí si alguien le jodió la vida a otra persona, ¡ese fuiste tú! Te largaste y luego encima tuviste el descaro de decirle a Laurita que se olvidara de ti. No sabes por todo lo que tuvo que pasar mi hermana ni el dolor que le causaste. No es fácil ser madre soltera a los diecisiete años. No sé ni por qué vine, la verdad. Laurita no te quiere ver ni en fotografía y... tiene toda la razón. No mereces la pena.
Entonces... ¿Es verdad? ¿Tengo un hijo?
Dicen que los hombres no lloran pero yo en este momento me derrumbo y no puedo evitar llorar. Jimena se sorprende ante mi reacción.
¿Por qué nunca me lo dijo? Le escribí un montón de cartas y su única respuesta fue que la olvidara; que sólo había sido un amor de verano sin importancia.
¡Qué carajo estás diciendo! Mi hermana jamás te escribió ninguna carta; mis papás... Espera... ¡Oh, Dios mío! Me temo lo peor; no quiero, no puedo ni pensarlo.
Jimena, ¿qué pasa?
Javi, sólo te pido que me creas; yo lo solucionaré. Por favor, tienes que venir a Acapulco. Laurita te sigue amando y tu hijo se merece por lo menos saber que tiene un papá.
Cuando Jimena se va, mi corazón y mi cabeza intentan recomponerse buscando de nuevo su sitio. Por fin mi vida vuelve a tener sentido. Esta noche mi voz resonará por todo el auditorio mejor que nunca cuando interprete tu canción, chiquita. Sigues siendo tú: «Simplemente Laura».


ACAPULCO 2007
¡Me jodiste la vida, Braulio! —le grito a mi hermano.
Desde que Jimena destapó la caja de Pandora, mi vida se ha derrumbado. Diez años de mentiras, de lágrimas, de dolor,... y todo gratuitamente porque mis «queridos» hermanos jugaron a ser Dios y decidieron por mí.
Lo siento, Laurita. Creímos que sería lo mejor para ti y el nene.
¡Cállate, Juliana! Ya bastante hiciste. Esto jamás os lo voy a perdonar.
Salgo corriendo del hotelito y Jimena me sigue. Menos mal que Jesús Javier en estos momentos está en la escuela.
Espera, Laurita. Déjales que se expliquen.
Jimena acusó a Braulio y a Juliana de ocultarme la correspondencia que Javi me enviaba regularmente. Es más, Juliana hasta se atrevió a escribirle en mi nombre, pidiéndole que me olvidara, que no quería saber más de él. Arrepentida, hoy me entregó todas las cartas.
Dime Jimena, ¿tú sabías algo?
Te juro por Dios que no.
¿Y mis papás?
Jimena duda, lo que me hace suponer cuál es la respuesta.
Diles que volveré en la noche. Por favor, te encargo al nene. Necesito pensar.
¿A dónde vas?
No le respondo pero Jimena me conoce.


PLAYA DE PUERTO MÁRZQUEZ - ACAPULCO 2007
Volver al hotelito ha sido difícil para mí y más encontrarme ante esa bochornosa situación. Juliana se ha puesto de rodillas pidiéndome perdón. Braulio, tan prepotente como lo recordaba, ha jurado partirme la cara si le hago daño a Laurita y Jesús Javier. Deduzco que se trata de mi hijo. Me conmueve saber que lleva mi nombre. Mi hijo... ¡Dios mío! Y yo sin saber si quiera que existía. Tengo miedo a que no me quiera, a que me rechace. Pero más miedo tengo de que ella haya aprendido a odiarme. Jimena me dice dónde puedo encontrarla.
**********
Miro el mar calmado, ajeno a todo el dolor que me está devorando por dentro. Traicionada por mi propia familia. ¿Cómo habría sido mi vida sin esa mentira? Juntos los tres, felices... Tal vez hubiéramos tenido más hijos; o no. ¿Habríamos dejado de amarnos en algún momento? Jamás lo sabré porque mis «queridos» hermanos jugaron a ser Dios y me cambiaron la vida. Una vida que yo no elegí.
Señorita María Laura de Santiago.
Al escuchar su voz el corazón se me acelera. Tengo miedo de voltearme por si todo esto es producto de mi imaginación. Pero no, ahí está él; tal cuál sale en las fotos de las revistas. Mi Javi... mi amor... Se arrodilla ante mí. Yo no puedo apartar mi mirada de la suya y me pierdo entre lágrimas en el mar de sus ojos.
Perdóname porque no supe luchar por nuestro amor. Me rendí fácilmente y temo haber perdido lo mejor de mi vida.
Para ti soy «simplemente Laura».
Me arrodillo junto a él y lloro en sus brazos. Entre lágrimas sus besos me devoran. Diez años esperando reencontrarme con sus labios. Acabamos tumbados en la arena. Sin palabras, sólo besos, que ya saben las respuestas. Tantos besos que nos debíamos que nos va a faltar tiempo en esta vida para saldar la deuda.


ACAPULCO 2007
No me cansaría de estar abrazado a Laura, de besarle y decirle cuánto la amo. Pero mi hijo va a salir de la escuela y estoy deseando conocerlo. Tengo miedo de su reacción. Laura me ha contado que él creció pensando que no tenía un papá.
¿Me mataron?
No, Javi. Le dije la verdad. Que tú vivías en otro país y que jamás volví a saber de ti. Tú no sabías que yo estaba embarazada cuando te fuiste.
¿Y lo entendió?
Nuestro hijo es muy listo —dice orgullosa y sonriente.
Como tú, mi amor.
Momento que aprovecho para regalarle un beso.
¿Mi hijo me odia?
No lo creo. Creció con el cariño de sus abuelos y tíos. Jamás le ha faltado una figura paterna.
Eso me duele, ¿sabes? Porque siento que me robaron tu amor y el suyo.
Laura vuelve a llorar inevitablemente.
¡Ey, chiquita! No quiero que llores más. Estamos juntos de nuevo y esta vez nada ni nadie logrará separarnos.
Cierro esa promesa con un beso. Entramos en la escuela y mi pulso se acelera. No sé cuál vaya a ser la reacción de Jesús Javier y eso me asusta. Un niño cruza corriendo el pasillo y se abalanza sobre Laura.
¡Mami chula, hoy viniste tú a recogerme! —dice contento.
Yo observo la escena embelesado. Mi hijo es ya todo un hombre, casi tan alto como su madre. El pelo negro igual que ella, moreno de piel pero sus ojos... esos ojos los he visto cada mañana a lo largo de mi vida porque esos ojos son los míos. No sé cómo explicar esta nueva sensación pero lo quiero; lo quiero con locura si tan siquiera conocerlo. Entonces el niño repara en mí.
Es el cantante de la tele —dice tímidamente.
Yo me presento como Javier simplemente. Pero Laura no se queda callada y con total naturalidad le dice:
Él es tu papá.
El niño me observa y después de varios minutos que se me antojan eternos, por fin me abraza. Yo le beso en la frente y juro que no puedo evitar que se me escape una lágrima.
¿Viniste para quedarte?
Escúchame hijo, vine para no separarme jamás de vosotros. Donde esté vuestro corazón, ahí estará el mío. Y, escúchame, nunca más volveremos a separarnos.
El niño sólo dice una palabra y su llanto me conmueve.
Papá.
Me abraza y esta vez es de verdad; sin miedo. Laura se abraza a nosotros y lloramos los tres por todo el tiempo perdido. Por esa vida que una mentira nos robó.
Os amo —dice mi chiquita.
Y yo, mi vida, os amo a los dos.













Comentarios

Entradas populares de este blog

LA DONCELLA DEL CORCEL NEGRO

TODO ES POSIBLE EN NAVIDAD

LOS CASOS FALLEROS