ODA AL 2020


 

ODA AL 2020


«Te vas, que lástima pero adiós, me despido de ti...»como cantaba Julieta Venegas. Y no, no despedí el año con alegría porque se llevó muchas cosas y otras que me debía que nunca llegaron. Iba a escribir una ODA AL 2020 me lo he pensado mejor, porque las rimas que me salían eran: asustada, cansada, decepcionada,… o algo más infantil «Adiós dos mil veinte así revientes». Y eso me recuerda que Paco me suspendió en Lengua por escribir aquel primer poema tan perfecto que no podía atribuir su autoría a una niña de diez años.

Antes de divagar más, voy a explicar porqué hoy me siento de nuevo en el ordenador a escribir. Algo que hacía meses que no sucedía. Y de pronto empiezan a picarme las manos y una idea me taladra que tengo que soltar. Por eso esta entrada de blog que va dedicada a todos mis amigos. A todos los que debo una quedada hoy que de nuevo cierra la hostelería porque está claro que el virus es mucho de bares. Y ya sea dicho de paso, nos confinan a media tarde porque también actúa con nocturnidad premeditación y alevosía. Quiero puntualizar que estoy muy de acuerdo en que hay que hacer algo para parar esto pero… Una vez alguien muy sabio me dijo: «El hombre es egoísta por naturaleza». ¡Cuánta razón tenía! Y yo a esto añadiría: «Y también estúpido». Pero como tampoco venía a hablar de esto, pasamos página porque la mayoría de las veces la solución está dentro del problema mismo.

Hoy facebook me recuerda una de las últimas de mis quedadas con LAS CHICAS DE ORO que además relaté fielmente en este blog. Nos echaban de todos los restaurantes por escandalosas, ¡válgame Cristo! ¿Nosotras? No será verdad… Pero qué bonito es reírse con ganas, sin ningún motivo y poderlo hacer de ti misma (o de tu mejor amiga). Porque si tengo algo que contagiar, prefiero que sea una sonrisa. Echo de menos llegar a la discoteca y sentirnos desubicadas porque la música ya no es lo que era, porque los hombres cada vez son más jóvenes y porque las camareras siempre nos sirven las últimas el cubata y encima está caliente y sabe a agua. Hasta que ponían a Maná o incluso a Alaska y acabábamos con los zapatos en las manos porque a fin de cuentas: «A quién le importa lo que yo haga».

Pero lo que más, más, más echo de menos es bailar salsa y bachata. Salir a bailar los viernes. Mejor dicho, quedar con los amigos a tomar algo los viernes y posiblemente luego bailar. Porque para ser fiel a la realidad, entraba con muchas ganas de bailar y al tercer baile me podía más quedarme en un rincón de la pista tomando un cubata y hablar. Si es que a mí me gusta hablar hasta debajo del agua. Me pueden más los cotilleos. Soy la Lady Whistledown del siglo XXI. Que cómo han cambiado los tiempos… Ahora como no saques tú a bailar a los hombres te quedas de sujeta cubatas de tus amigos. Y se creía osada Lizzy Bennet por pedirle un baile al señor Darcy. Y pensar que la historia más bonita de amor jamás contada empezó por esa petición y por la negativa del caballero a dicha invitación: «No, si puedo evitarlo». Alguien debería haberle dicho a Jane Austen que años después, las negativas son totalmente lícitas y no, no acaban en matrimonio. Te vas a sacar a otro y al que te ha rechazado si puedes le pisas el pie (sin querer, obviamente). Pues sí, echo de menos ir a ASÚCAR porque el virus más contagioso que podías contraer era la alegría y las ganas de seguir viviendo aunque tu día o tu semana hubiera sido una auténtica mierda. Alguien comentó cierto día que cuando todo esto pase hay hábitos sin los cuales ha aprendido a vivir y no los repetirá. Pues yo voy a seguir bailando aunque tenga que hacerlo en el Hogar del Jubilado porque como decía mi abuela: «Jamás pensé que se me irían las ganas de bailar». Y ciertamente nunca se fueron porque también se puede bailar con el corazón cuando los pies ya no te sigan. Aunque puede que le tenga que pedir unas clases de repaso al «Cuñado» que es profesor de baile. Moisés no es mi cuñado, es el de mi hermana; aunque todo el mundo lo reconoce como el «Cuñado» y así se ha quedado. Para sus amigos yo soy la «Cuñada». Eso ha supuesto en más de una ocasión un lío que por fortuna siempre ha acabado en risas. Ahora está enseñando a bailar a mi sobrino. No lo hace del todo mal. Al menos tengo un baile garantizado.

Otra de las cosas que se llevó el 2020 (o no me trajo, se puede ver desde dos puntos de vista distintos), fue la publicación de EN ALGÚN LUGAR. Estaba en la estantería abandonado, a esa publicación inédita que apenas vio la luz, le cerraron los ojos. Era justicia divina tras seis años que volviera a renacer. Tampoco es justo culpar al 2020 por ello porque, como bien dije antes, la solución estaba en mí misma. Por eso la he confiado en buenas manos, la Editorial Hadarion y en primavera, igual que renacen las flores, esta historia volverá a renacer para todos mis lectores.

Como he renacido yo gracias a Mary Kay. Eso que algunos consideran secta, las que venden cremas o en casos menos indulgentes: «¡Uy! Ahí tiene que haber algo chungo». Y sí, es chunguísimo, ya os lo digo yo. Darte cuenta por solo unas cremas milagrosas y unos polvos brillantes que vales mucho más de lo que te has pasado toda tu vida creyendo. Mis profesoras en el instituto insistían en que hiciera la carrera de psicología, decían que yo había nacido para ayudar a otras personas. Y ahora sé que se puede ayudar muchísimo tan solo con unas cremas. Porque es tan fácil en esta sociedad hacerte saber lo que no vales… Lo difícil es darte cuenta por ti misma de que sí que vales y mucho. Y eso es algo que solo puedes cambiar dentro de ti, pero todo cambio comienza por el exterior, ¿no? Y yo voy a ser tu consultora de belleza.

Después de este breve spam, quiero concluir mi no ODA AL 2020 haciendo una breve reflexión. ¿Salud, dinero o amor? Después de una pandemia te dirán que sin salud no tienes nada, ¿no? Que el dinero no va a curarte o no compra el amor. La salud tampoco alimenta y la falta de amor (sobre todo si es de amor propio) también causa grandes males físicos. Y el amor, ¿te alimenta? ¿Acaso cura tus heridas? Por tanto, yo diría que la composición perfecta y armoniosa sería tener las tres cosas en la vida.

Tengas lo que tengas: aférrate a ello. Porque a veces la solución está en el problema y ya no tenemos el 2020 para echarle las culpas de todo.


                                                            VANESSA GONZÁLEZ VILLAR


Comentarios

  1. Gracias Vanessa por compartir pensamientos que flotan en el aire pero pocos lo saben expresar. Yo también me quedo con "DineroAmorSalud", en ese orden DAS, que bonita palabra...porque son deseos es un solo cocktail que realmente expresa la esperanza que todos albergamos en nuestro corazón de conseguir este Trio Poderoso en nuestras vidas. Con cariño eb

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